Tu cuerpo sabe parir, vos sabes pujar

Unas de las tantas preguntas que surgen en los talleres es ¿Cómo se hace para pujar? ¿Hacia donde hago la fuerza? ¿Como tengo que respirar?

Pujar es un acto reflejo, no se aprende, “el cuerpo nos puja” decimos muchas veces para hacerlo más gráfico.

Durante el trabajo de parto llegará un momento, luego de la dilatación completa donde la cabeza del bebé comenzará a descender a través de la pelvis.

La presión que genera este descenso en nuestro periné, hace que sintamos la sensación de pujo.

Esta sensación es involuntaria e imperiosa, un acto reflejo que aunque quisiéramos aguantarla no podemos.

En esta fase del parto, todas las mujeres pujamos espontáneamente, de muchas formas, en diferentes posiciones y con diferentes respiraciones, espirando (soltando el aire mientras se puja), usando la voz (emitiendo algún sonido o gritando), con breves apneas, e incluso jadeando.

No existe pujar mal. La mujer que no puja, o no encuentra con que músculos hacerlo es porque todavía no tiene la sensación de pujo, por lo tanto queremos que puje antes de que su cuerpo lo pida.

Lo importante es saber esperar a que llegue el momento, a que la cabeza descienda un poco más por nuestra pelvis hasta que genere la sensación, adoptando posiciones que nos queden cómodas, escuchando a nuestro cuerpo. Y cuando llegue el momento todas las mujeres pujamos muy bien.

Lo que hacemos en la preparación para el parto es tratar de pasar por nuestro cuerpo las diferentes opciones posibles, pero únicamente para ser conscientes de las posibilidades que brinda nuestro cuerpo, luego llegado el momento cada mujer adoptará las posiciones y las respiraciones que necesite.

Pero lo esencial es que cada mujer y acompañante de parto crean en la capacidad de nuestro cuerpo para parir.

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